La presión de los modelos de negocio más sostenibles ha provocado cambios en los sistemas retributivos para los directores.
Fuente: www.mundoemprende.com
Una de las características de los sistemas de retribución que más aprecian los directores de las diferentes empresas es la retribución variable. Tradicionalmente, los bonus retributivos se concedían por el cumplimiento de objetivos económicos. Ahora en cambio, la presión social por un mundo más sostenible, ha supuesto la inclusión de ‘objetivos verdes’ para el cobro de estos incentivos.
El director del área de consultoría del capital humano de Mercer, Juanvi Martínez, piensa que estos objetivos medioambientales cada vez obtendrán más peso en los sistemas retribuidos de los altos cargos. «Hay una tendencia en todos los grupos de interés (consumidores, empresas, empleados, inversores, reguladores e instituciones públicas) a tener como prioridad la sostenibilidad. Adicionalmente, de acuerdo a un estudio que hemos realizado, las organizaciones cuyos consejeros delegados tienen objetivos de sostenibilidad y medioambientales es más probable que presenten mayores tasas de crecimiento de negocio», subraya Martínez.
Cada vez son más empresas que se suman a la causa
Un ejemplo de este nuevo sistema retributivo es Telefónica. La compañía al mando de José María Álvarez-Pallete, pondrá en marcha un plan de incentivos que durará cinco años. Este sistema de retribución afectará a 809 directores por un máximo de 200 millones de euros.
Los incentivos nuevos de Telefónica consistirán en una serie de metas que comprenden desde el crecimiento en Bolsa, a la descarbonización de la empresa. Además, para el cobro de estos incentivos, será obligatorio alcanzar un nivel de reducción de emisiones de alcance 1 y 2, de acuerdo con el contexto del Acuerdo de París. Una de las causa principales de implantación de estos incentivos es el cumplimiento del objetivo marcado de cero emisiones netas para 2025 en sus cuatro principales mercados.
Junto con Telefónica, ya habían muchas otras compañías con estos nuevos sistemas salariales. Por ejemplo, Iberdrola, que entre sus objetivos se encuentran los de desarrollo sostenible (ODS).
La junta de la compañía eléctrica, dirigida por Ignacio Sánchez, aprobó hace un año un nuevo paquete estratégico hasta el año 2022. Estas nuevas estrategias afectan a 300 ejecutivos, entre los cuales se repartirán 14 millones de acciones de Iberdrola (un total de 162 millones de euros) para quienes cumplan una serie de metas. Uno de los requisitos para recibir la incentivación por estas metas es lograr reducir la intensidad media de las emisiones de dióxido de carbono.
La sostenibilidad como objetivo primordial
Desde el área de «compensación ejecutiva» en Willis Towers Watson, Juan Guerrero, director de dicha área, recomienda a sus clientes que los parámetros proporcionados por ESG (medioambiental, social y gobierno corporativo en inglés), obtengan un mínimo del 10% entre las diferentes variables de los esquemas de incentivación.
«La sostenibilidad también se entiende en el sentido de que la compañía es capaz de generar unos resultados sostenibles a largo plazo que permita la remuneración a los accionistas y la propia subsistencia del negocio. De nada sirve ser la compañía más sostenible desde el punto de vista ESG si no es capaz de garantizar los puestos de trabajo porque no se obtienen unos resultados financieros positivos», sostiene Guerrero.
Además, Juan Guerrero destaca que, conseguir un equilibrio entre las prioridades ESG y los objetivos financieros de una compañía con la categoría de ‘sostenible´, es uno de los mayores retos a los que se enfrentan las empresas.
Este creciente peso de las presiones medioambientales y de sostenibilidad, en los diferentes esquemas retributivos, viene desencadenado por la gran influencia de las grandes gestoras de fondos, quienes determinan el precio de las acciones y logran una gran repercusión en las votaciones de las juntas.
BlackRock, al cargo de activos con un valor de 8,6 billones de dólares, es uno de los mayores activistas de las transición energética en el mercado. Todos los años, el presidente de la inversora institucional, Fink, envía una carta con una serie de cometidos a los consejeros delegados de las empresas más importantes del mundo.
En esta última carta de este año, el presidente de BlackRock destacó la importancia de los objetivos de sostenibilidad. «Conforme cada vez más inversores elijan orientar sus carteras hacia empresas centradas en la sostenibilidad, más se acelerará la transición de gran calado de la que estamos siendo testigos. Y, dado que ello ejercerá un drástico efecto en la forma de asignar el capital, todos los equipos directivos y consejos deberán plantearse cómo afectará a las acciones de su compañía», aclaró Fink.
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